La jueza Marcela Vargas aceptó el pedido de formalización. Ahora resta conocer si Penadés irá a prisión preventiva o no, algo que solicitó la fiscal Alicia Ghione, que ha encabezado la investigación desde su comienzo en marzo pasado.
También fue imputado este martes Sebastián Mauvezín, el profesor de historia señalado como el nexo entre Penadés y sus víctimas.
El vocero de la Fiscalía General de la Nación, Javier Benech, enumeró en la noche de este martes que Penadés fue imputado por la presunta comisión de 11 delitos de retribución a la explotación sexual de menores, cuatro delitos de abuso sexual especialmente agravado, tres delitos de abuso sexual agravado, un delito de violación, un delito de desacato, un delito de corrupción de menores y un delito de atentado violento al pudor.
La jueza Marcela Vargas aceptó el pedido de formalización. algo que solicitó la fiscal Alicia Ghione, que ha encabezado la investigación desde su comienzo en marzo pasado.
También fue imputado este martes Sebastián Mauvezín, el profesor de historia señalado como el nexo entre Penadés y sus víctimas.
El senador Gustavo Penadés, imputado por varios delitos sexuales, aseguró durante la audiencia del pasado martes que padece una cardiopatía y diabetes tipo B por lo que no puede ir a un centro penitenciario.
Ante esto, la jueza Marcela Vargas determinó que el acusado debe ir al Instituto Técnico Forense (ITF) para realizarse exámenes médicos y así determinar el grado de gravedad de esas patologías. A su vez, Vargas solicitó la historia clínica de Penadés.
De esta forma, en las próximas horas el ITF enviará un informe al Poder Judicial dando detalles. Una vez que esto pase, se comunicará a Penadés si se accede a su pedido o no.
La fiscal de Delitos Sexuales de 6° Turno, Alicia Ghione, brindó una rueda de prensa tras la imputación de 22 delitos sexuales al senador Gustavo Penadés, razón por la cual la Justicia dispuso la prisión preventiva por 180 días para el legislador sin fueros parlamentarios.
Por el concepto de “efecto mariposa” se entiende el fenómeno por el cual una pequeña perturbación de la realidad termina desencadenando algo completamente impensado y mucho más grande. Así se podría definir el vendaval que golpeó a uno de los dirigentes de mayor trayectoria que tenía el Partido Nacional en el Parlamento.
El 25 de enero de este año la intendenta de Montevideo Carolina Cosse invitó al presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva para condecorarlo en el palacio municipal. El acto tuvo una noticia secundaria: la manifestación de la militante blanca Romina Celeste que contó con insultos y un escupitajo de su parte a una mujer.
Su actitud generó que dirigentes blancos se desmarcaran de Celeste, entre ellos, Penadés, quien declaró a Canal 10 que ella no integraba la estructura del partido y que simplemente era “votante o simpatizante”.
Celeste respondió en el programa Hacemos lo que podemos del canal CRTV y lo acusó de haber abusado sexualmente de ella cuando era un adolescente de 13 años y todavía no había hecho su transición de género.
“Yo en ese momento me había escapado (de casa). Estaba sola (en el Parque Batlle), para el auto y me dice ‘querés dar una vuelta?’ Yo le dije que sí. Me preguntó qué me gustaba, todas esas cosas… Hubo dos veces. Solo fueron dos veces. Esa vez, me termina convenciendo y llevando a un motel. En el motel, me acuerdo perfectamente -él nunca pidió una cédula ni nada- me hizo bajar el asiento para atrás como para que no me vean, y ahí directamente a la habitación. En la habitación pasó algo y cuando me voy me dijo ‘te dejo este regalito’, ese regalito era plata», narró Romina.
Su declaración generó una respuesta de Penadés con declaración en el Palacio Legislativo, negando los hechos y asegurando que denunciaría a Celeste. En principio recibió el apoyo del presidente Luis Lacalle Pou y del líder de su sector político, el ministro del Interior, Luis Alberto Heber.
Las palabras de Celeste dieron inicio a una sucesión de denuncias contra el político. Las víctimas comenzaron a relatar ante la Fiscalía y la Justicia historias similares en las que el senador les había pagado por sexo cuando eran menores de edad.
Once personas denunciaron a Penadés y la mayoría de ellas declaró en el juzgado. El respaldo político se diluyó y el senador debió dejar el partido, su banca y perdió sus fueros.
Entre los relatos de las víctimas y la información hallada en los dispositivos electrónicos, la Justicia consideró que existe semiplena prueba de la culpabilidad del senador y lo imputó a la espera de que se confirmen los hechos.